En Budapest se cocinó la primera sorpresa de los octavos de final, una muy organizada y enérgica República Checa eliminó a los Países Bajos, que perdió 0-2 en el estadio Puskas Aréna de Budapest con los tantos de Tomas Holes y de Patrik Schick en la segunda parte.
El segundo tanto surgió de una impresionante intersección en carrera de Holeš que dejó inmóvil a la saga tulipán para asistir a un Schick totalmente desmarcado logrando una de las grandes anotaciones del torneo y regalándoles a los checos un día que probablemente nunca olvidarán.
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