El Liverpool recibió al Manchester City en el Old Trafford como parte de la Jornada 11 de la Premier League, donde los locales lucían como el rival más débil, sin embargo, con una anotación de Mohamed Salah lograron quedarse con los tres puntos.
Ya no es invencible el Manchester City ni tampoco es infalible Erling Haaland, doblegados por el golazo de Mohamed Salah, que controló un balón incontrolable para la mayoría de los futbolistas de su portero Alisson, ganó con el cuerpo y la recepción a la media vuelta de la pelota al inocente Joao Cancelo y corrió, corrió y corrió hacia el otro área, donde definió el gol y la victoria del Liverpool frente a Ederson (1-0).
La jugada realzó y reivindicó a un futbolista magnífico, pero también señaló al lateral portugués, otro fenomenal jugador, mejor en el ataque que en defensa, como evidenció una acción que había surgido de una falta a favor del grupo dirigido por Pep Guardiola: Kevin de Bruyne la colgó al área, demasiado floja, a las manos de Alisson, que puso en marcha el contragolpe con el saque largo que ganó Salah a Cancelo y que supuso el 1-0 en el minuto 75, entre la apoteosis del público de Anfield, tan necesitado de una reivindicación.
Aún está a catorce puntos del liderato del Arsenal, pero alteró su dinámica reciente de tres jornadas sin ganar y gritó a todos sus adversarios que competirá hasta el final. El conjunto londinense, ganador dos horas antes frente al Leeds, salió reforzado del choque en la cima por la derrota del Manchester City, la primera vez que pierda en este curso en la Premier, después de siete triunfos y dos igualadas que terminaron en Anfield. Y sin matices.
Competitivos, contenidos, intensos y firmes en el primer tiempo, con las defensas por encima de los ataques hasta entonces, la segunda parte desató de verdad al Liverpool y al Manchester City, que relanzaron su voracidad tras el intermedio, confrontados en ambición, méritos y ocasiones, pero sin gol hasta el 1-0 de Mohamed Salah, por las cruciales y oportunas paradas de sus porteros brasileños, Alisson y Ederson, indispensables entonces para el 0-0 que aguantó hasta el minuto 75, hasta que el gol definitivo del '11' egipcio.
No marcó Erling Haaland, aunque dispuso de dos cabezazos en el primer acto y, sobre todo, del tiro que repelió Alisson mediado el segundo periodo, superada ya la hora del encuentro. Había anotado quince goles en nueve partidos en la Premier, en los que tan solo en uno no batió la portería rival. Este domingo, siete jornadas después, logró tal hazaña el Liverpool. En concreto, su defensa, entre ellos Joe Gómez.
Sí anotó un gol Phil Foden, pero fue invalidado en el minuto 52. Promovido entre el delantero noruego, que arrebató el balón a Fabinho en falta (según detectó luego el VAR para anular el gol), y Kevin de Bruyne, el joven atacante del City, renovado esta semana hasta 2027, marcó después del rechace del guardameta local. La revisión en el monitor del árbitro Anthony Taylor confirmó la apariencia de la infracción.
Tampoco había marcado instantes antes, en el otro bando, Salah, cuya oportunidad en el minuto 50 agitó definitivamente el encuentro, cuando se plantó solo ante Ederson, cuando malgastó una de esas ocasiones que jamás falla, cuando el guardameta visitante se agigantó ante él para sacar una mano fantástica con la que despejó lo justo el intento del delantero, cuando el guardameta se dañó el tobillo izquierdo en la acción, aunque siguió adelante.
Tampoco había sido eficaz Diogo Jota, que terminó en camilla, lesionado, a un mes del Mundial, en los instantes finales.
Antes, cabeceó fuera el perfecto centro que le propuso Salah, cuando remató solo, quizá algo forzado, al lateral de la red, entre la salida desesperada de Ederson; todo dentro de una secuencia de cuarto de hora, con el citado gol anulado a Foden que reclamó insistentemente como válido Guardiola, con gestos visibles, entre las protestas de la falta en el origen de Haaland a Fabinho que sí pareció infracción.
En esa vorágine momentánea, en ese duelo ya abierto, sin tregua, de repente, resurgió Salah, que controló el pelotazo de Alisson, desbordó a Cancelo y marcó la diferencia a favor del Liverpool. Klopp acabó expulsado.