Pablo Larraín volvió a hacer una película con un personaje femenino de la vida real, poderoso pero asediado por su entorno. "Spencer" se centra en un fin de semana en la vida de la Princesa Diana, interpretada por una Kristen Stewart que no ha recibido otra cosa que elogios por esta actuación. La Diana que retrata se encuentra al borde del colapso durante sus últimas navidades con la realeza británica en diciembre de 1991, antes de separarse del príncipe Carlos.
Lo que parece un festín celebratorio, para Diana es una pesadilla: en su lucha contra la bulimia y la depresión, la procesión de comidas abundantes e invitados pretenciosos solo abulta su presión. Así, con la vigilancia continua del personal de la reina y los paparazzi, es una mujer inestable en constante lucha por su liberación.
En la historia, hay un momento en el que Diana está asediada por los paparazzi, con las cortinas de su habitación cosidas para impedir que se asome siquiera por la ventana. Tal cual, los paparazzis irrumpieron en la filmación de "Spencer" en Alemania, se cuenta en "Vanity Fair", para captar a Kristen caracterizada como Diana. "Si tienes en cuenta el hecho de que soy una actriz famosa y lo mezclas con el símbolo descomunal que es Diana, piensas 'se van a volar con esto'", dijo la actriz.
"No me importa salir de casa, que me sigan a un Starbucks y me vean tomando un café. Todo bien. Sácame una foto. He hecho una peli y quiero que la veas. Pero en nuestro arte, a la hora de hacer una película y estando a puerta cerrada… ni siquiera se trataba de mí", continuó.
Expuesta los lentes de largo alcance que la asediaban desde afuera, Kristen pudo canalizar esto hacia su personaje. "Lo despersonalicé por completo y sentí muchas ganas de proteger [a Diana] en aquel momento. Yo estaba en plan 'idos a la mierda'. Desarrollé un rol genuinamente protector hacia una persona que obviamente nunca llegué a conocer".
Durante su investigación para hacer el personaje, la actriz de la saga “Crepúsculo” se dio cuenta que Diana estaba muy afectada emocionalmente por la vigilancia constante, tanto del personal, que incluso se presume vendía algunos de sus secretos a los medios, como por los periodistas.
"Resulta extraño hablar de este tema porque yo estoy aquí sentada, devorando este tipo de detalles y sintiéndome agradecida por el hecho de que existan", dijo a "Vanity Fair". "En realidad, al tratar de poner en duda su reputación, lo único que revelan estas historias es la situación de mierda en la que estaba viviendo. En retrospectiva, es lo que pienso: 'Vale, que todo el mundo cuente su historia [sobre Diana]. Lo único que consiguen es corroborar su bondad'".