Julio César Chávez recordó los días en que conseguía solo un centavo por ponerse los guantes. El "Gran Campeón Mexicano" confesó en una entrevista que durante su niñez le lanzaban monedas para pelear con otros niños y lo sorprendente que fue pasar de esa época a recibir pagos millonarios con el paso de los años. Incluso, aseguró que en aquellos días su deseo no era el de convertirse en boxeador, pero que el dinero que hacían sus hermanos lo terminó por convencer.
"Cuando mis hermanos empezaban a boxear, me ponían un centavo para que me pusiera los guantes con otros niños, y a veces me daban una chinga. No me gustaba, recibir golpes no es tan fácil, pero me insistían para que me pusiera los guantes... Yo no quería ser boxeador, pero llegó el momento en que veía que mis hermanos ganaban dinero con el boxeo", declaró Chávez en una entrevista con Yordi Rosado.
Asimismo, recordó la promesa que le hizo a su madre de convertirse en campeón del mundo y con ello, sacarla de trabajar. Chávez cuenta la anécdota con mucho humor, debido a la respuesta que su madre le dio el día que se comprometió con ella, así como el momento en que cumplió con su palabra.
"Yo le decía a mi mamá, porque ella lavaba ajeno y me daba sentimiento: 'cuando sea campeón del mundo te voy a sacar de lavar ajeno'; Mi mamá me rascaba la cabeza y me decía: 'ay muchachito pendejo, ¿Cuándo vas a ser campeón del mundo?' Y el día que fui campeón del mundo le dije: 'mamá, se acuerda que le dije que la iba a sacra de lavar ajeno'... y ella me dijo: 'sí, pero lo que nunca se te quitó es lo pendejo porque te casaste muy joven'", declaró Chávez.
