Dinamarca vivió una noche mágica en su estadio con una goleada frente a Rusia (4-1) que, unida al triunfo de Bélgica contra Finlandia, mete a los daneses en octavos de final como segundos de grupo. Llegaba la "Dinamita roja" casi eliminada, golpeada por la tragedia de perder a su estrella, Christian Eriksen, en un dramático partido contra Finlandia; y por caer en el segundo contra Bélgica, otro encuentro que mereció ganar.
Pero después de dos noches aciagas, por fin hubo alegría en el Parken. Y Dinamarca, en una segunda parte de locura, se comió a Rusia, recibió una ayuda belga y sacó billete para octavos. Los escandinavos repitieron el mismo once que hace cuatro días, manteniendo el 5-3-2. Pero nada que ver con el comienzo electrizante de entonces, cuando los daneses se comieron a los "Diablos rojos" en una primera parte sobresaliente.
Le costó mucho al combinado danés elaborar el juego, enredada en la maraña tendida por Cherchésov, alternando presión alta con repliegue profundo, que obligaba a Schemeichel a abusar del balón largo.
El equipo que más había tirado a portería después de dos jornadas (45), hizo el primer disparo esta vez en el minuto 29. Un trallazo de Højbjerg que se fue cerca de un palo de Safónov.
Rusia se encontraba cómoda. Fueron creciendo Miranchuk y Golovín, que metió el susto en el cuerpo al público del Parken con una conducción en contraataque que salvó con los pies Schmeichel.
No pintaba bien el partido para Dinamarca, nerviosa y sin muchas ideas. Hasta que Damsgaard, talento del Sampdoria que hace de Eriksen tras la dramática baja del '10', firmó un latigazo a una escuadra desde la frontal imparable para Safónov. A punto de cumplir 21 años, el goleador danés más joven en una Eurocopa. Y Vestergaard, en un cabezazo en un córner poco después, rozó el segundo ante la incredulidad de los rusos.
A Rusia ya no le valía para nada el resultado, perjudicada por la goleada contra Bélgica en caso de empate a puntos. Adelantó líneas. a Dinamarca esperaba a la contra. Zobnin tiró todo por la borda en una cesión que dejó vendido a Safónov. Poulsen solo tuvo que empujar el balón a puerta vacía.
Dinamarca se creció. Dolberg se durmió solo frente a Safónov cuando podía haber cerrado el partido.
Y el Parken se convirtió entonces en un carrusel de emociones. Locura con el gol de Lukaku a Finlandia, que clasificaba a Dinamarca. Decepción al ser anulado. Y furia cuando Sobolev se dejó caer al sentir un leve contacto dentro del área. Penalti a pesar de las protestas desatadas de los daneses. Dzyuba no perdonó.
El gol en propia puerta del portero finlandés Hradecky, que pasó hace años por la liga danesa, volvió a desatar la locura, coronada con dos goles en dos minutos de Christensen y Mæhle, que hicieron además un guiño al pasado.
Hace 36 años, otra noche de junio, el antiguo estadio nacional, Idrætsparken, sobre el que se erige el actual, acogió otro duelo inolvidable, un partido de clasificación al Mundial, considerado el mejor encuentro nunca jugado por Dinamarca en casa. El rival, la Unión Soviética, que entonces marcó un gol más que Rusia este lunes (4-2).