Desde 2018 la Policía de Investigación (PDI ) y el Ministerio Público chileno manejaban la información de que dos traficantes mexicanos pretendían instalarse en Chile. Había un ambiente de sospecha y paranoia, porque el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de de Sinaloa ya operaban en Lima y otras regiones peruanas, así como en Bolivia. Por lo anterior, había preocupación en el país andino de que se extendieran a su territorio, según reportó la Radio Biobío.
Los datos se hicieron cada vez más verosímiles, y el 12 de junio de 2019 la fiscalía de Alto Hospicio, Región de Tarapacá, dio el primer paso y obtuvo la autorización judicial para intervenir dos celulares. El primero de un agente encubierto de la policía civil y el segundo de un informante. En el caso de que los mexicanos llegaran, ambos se convertirían en su comité de bienvenida y punta de lanza de la operación “Código Calaca”.
La rueda de los acontecimientos se movió, los dos mexicanos iniciaron su viaje el 24 de junio de 2019 desde Guadalajara hasta Ciudad de México, donde también el CJNG ha ganado mucha fuerza en los últimos años, abordando un vuelo hacia Lima como cobertura, para evitar el aeropuerto de Santiago. En la capital del Perú apenas estuvieron un día antes de trasladarse en bus con destino al vecino chileno.
Viaje a Iquique
La información de la PDI tuvo frutos y la prueba concreta de que las asociaciones delictivas mexicanas querían asentarse en Chile para traficar, sucedió a las 13:00 horas del 27 de junio de 2019 en el paso Chacalluta, en la frontera entre ambos países sudamericanos.
Ese día, Luis Olaiz Machuca y Álvaro Ojeda Corral ingresaron en calidad de turistas y abordaron un bus con destino a la ciudad de Iquique para sopesar el mercado, planear la futura operación e informar a quienes les encargaron la narco-misión, las identidades "los jefes " hasta ahora son desconocidas.
Según la indagatoria del Ministerio Público, el primero tendría apenas veinte años y una temporada tras las rejas en el Joey Corley DetentionCenter, en el estado de Texas, mientras que el segundo superaría los 30, obteniendo el pasaporte a pocos días antes de emprender el viaje.
Antes de llegar a dicha ciudad el informante y el agente encubierto coordinaron los últimos detalles de la operación “en las afueras del edificio Costa Sur, ubicado en la avenida Arturo Fernández”, como detalla el informe de vigilancia policial.
El “comité de bienvenida” se trasladó a la central de autobuses y allí estaban los entonces posibles traficantes maleta en mano, vistiendo jeans, tenis y gorras Olaiz Machuca, tez blanca, superaba los 1.85 metros de estatura y su compañero, Ojeda Corral, más bajo y moreno, lucía bigote ralo.
A bordo de una camioneta Hyundai todos llegaron al hotel donde se instalaron sin sospechar que eran filmados y fotografiados por un equipo de la Brigada Antinarcóticos iquiqueña.
Los narcotraficantes dejaron sus cosas sobre las camas del departamento y caminaron por la céntrica avenida Arturo Prat junto al grupo operativo hasta el pub Valhalla, donde permanecieron por más de tres horas conversando de negocios.
Los contactos continuaron. Olaiz Machuca quedó registrado en los celulares de los encubiertos como “Flaco Mex”, quien de acuerdo a la Policía local, actuaba como jefe de la organización y Ojeda Corral como el encargado de seguridad de la avanzada del cartel.
El 3 de julio del mismo año cambiaron de sede y eligieron otro edificio ubicado en calle Playa Brava. En las imágenes captadas para la investigación de la fiscalía, los encubiertos incluso los ayudaron a mudarse. En las imágenes en poder del Ministerio Público, sonríen.
Viajes y operaciones
El “Flaco Mex” y su cómplice avanzaban en la operación que les fue encomendada. Plantar marihuana de alta calidad era la piedra angular del mismo. Traficar cocaína desde Bolivia y vender pastillas de diseño fue otra alternativa.
La cannabis de distintos tipos o variaciones es un producto preciado en Estados Unidos, Europa y también en Chile. La única manera de producirla en el país, es en laboratorios “indoor”.
Poco a poco los enviados del CJNG empezaron a comprar en comercios involucrados con la Marihuana en Santiago. Ahí adquirieron semillas, maceteros, ampolletas que simulan el sol, tierra de hoja especial, vitaminas, filtros de carbón, extractores de aire e incluso un calendario que modela el ciclo de crecimiento de las plantas feminizadas.
De acuerdo a los mensajes de WhatsApp en poder de los investigadores Olaíz Machuca necesitaba vitaminas especiales de crecimiento. Previo a conseguirlas en el extranjero se reunió el 21 de julio con el informante y el agente encubierto en las cercanías del casino de Iquique. Ese mismo día, a poco de la medianoche, voló a Santiago, donde se alojó en un departamento ubicado en la esquina de Catedral con Teatinos a cuadras de La Moneda, el edificio de gobierno de ese país. Allí mantuvo contacto con un colombiano apodado “Cristian”. En la capital pasó algunos días hasta que el 2 de agosto de ese año voló a México hasta llegar a la entidad jalisciense.
Antes que el “Flaco Mex” regresara a Chile, su cómplice realizaba en Bolivia nuevos contactos y viajaba a la capital andina trasladando drogas, acompañado de los encubiertos.
Los mexicanos habían arrendado una casa, la cual adaptaron con todo lo adquirido para levantar "el laboratorio de cultivo" y cultivar la marihuana. El 13 de agosto, nuevamente, fueron captados en video por las autoridades chilenas.
El 22 de septiembre de 2019 Ojeda viajó a Bolivia, de acuerdo a información de la PDI. Ya contaba con un revólver y una pistola estilo narco: cromada.
El plan de montar una oficina sucursal del cártel en Chile duraría muy poco . El 24 del mismo mes, la PDI ingresó a un departamento capitalino y detuvo a los implicados. Al mismo tiempo catearon en Alto Hospicio donde mantenían la plantación bajo techo. A las pocas horas pasaron a Control de detención en Iquique y desde entonces cumplen prisión preventiva. La audiencia de preparación de un juicio oral está programada para el próximo 3 de agosto.
La fiscalía chilena pidió 42 años de presidio por la comisión de los delitos de tráfico de drogas y Ley de Control de Armas, aún cuando los detenidos esperan que se les aplique la pena sustitutiva de expulsión del país.