Guillermo del Toro sostuvo un encuentro remoto con medios después de la función para prensa de "El callejón de las almas perdidas", la más reciente película dirigida por el mexicano que estrena en cines este 27 de enero. Se trata de la adaptación de la novela "Nightmare Alley" de William Lindsay que protagonizan Bradley Cooper y Rooney Mara.
Sin embargo, Cooper no era la opción que el director de "La forma del agua", película por la que recibió el Oscar a la mejor dirección, tenía en mente en un principio, sino Leonardo DiCaprio. "Pero tuvimos un conflicto de fechas, no se puedo hacer y la siguiente persona que era la ideal para hacerlo era Bradley Cooper y él se dedicó en cuerpo y alma al personaje e hizo un extraordinario papel. Se volvió un socio y un amigo entrañable para el resto de mi vida. Me ayudó a descubrir, a crear este personaje de una manera muy completa. Los personajes de Tony Collette, Willem Dafoe, Ron Pearlman, Rooney Mara, Paul Anderson, Cate Blanchett… se les escribió el papel mayormente para ellos".
Guillermo del Toro, quien estrenó su película en Estados Unidos justo en la misma semana que "Spider-Man: No Way Home", hizo un homenaje al cine noir estadounidense clásico, el cual vivió su mejor época en los años treinta y cuarenta en los que se sitúa precisamente la historia de "El callejón de las almas perdidas". El resultado fue alabado por Martin Scorsese, quien lamentó el poco eco del filme de Del Toro en la cartelera estadounidense.
Del Toro siempre se ha sentido atraído por el cine negro. "La película que quería hacer antes de 'Cronos' era un adaptación de la novela 'No habrá final feliz', de Paco Ignacio Taibo II", dijo en el encuentro con medios, pero al final no lo logró. "Pero desde muy joven la división de interés para mí fue entre el cine negro, la literatura policiaca y el género de terror, entre otros".
"Me parece muy interesante lo que estamos viviendo porque creo que a muchos niveles la gente se tiene que poner caretas, máscaras de algo para funcionar a nivel social y espiritual en lugar de revelarse como son. El contraste del mundo honestamente deshonesto del circo con el supuesto mundo de calidad humana de la ciudad me interesaba mucho. El cine negro es lo más cercano a la tragedia americana. En la tragedia griega los dioses nos vigilan y nuestro destino es inexorable; acá, en el cine negro, esa misma sensación de lo inevitable se sabe que es trágico".
Lo que quiso explorar fue "el tema de la verdad, la mentira, el resurgimiento de la demagogia en todo el mundo. Una demagogia vacía, llena de promesas. A nivel personal y espiritual estamos viviendo una crisis entre la verdad y la mentira a nivel casi epistemiológico. Es un momento en que este personaje Stanton Carlisle (Cooper), quien es un arribista que únicamente busca subir, subir, subir, me parecía muy pertinente para ahora. Aunque esté situada a finales de los años 30 principios de los 40 del siglo pasado, habla de cosas muy actuales: la idea de la fama y el éxito como algo vacío".
"El callejón de las almas perdidas", o "Nightmare Alley", es una película a la que considera algo nuevo en su filmografía. "Como artista hay que renovarse y tratar con cosas que nos dan miedo o nos dan apuro; en cada película que hago no sé que voy a tener qué aprender… Todas mis películas me han dejado un aprendizaje".