A tres años de su divorcio, Maky se sincera y reconoce que su ex, Juan Soler, salió perdiendo más económicamente con su separación, pues no solo tuvo que cambiar abruptamente de vida, sino que también dejó parte de su patrimonio.
Maky, quien estuvo como invitada en el programa "Netas divinas", se sinceró e hizo algunas confesiones a las anfitrionas, en las que describió al actor argentino como un hombre de trabajo, que siempre ha luchado, además de reconocer el profundo respeto que le guarda, por ser padre de sus hijas.
Según la actriz, el divorcio fue un mal negocio para el argentino, pues tuvo que dejar su familia, se fue a vivir a un departamento más chico y dejó el patrimonio que hizo. "Esto me genera una gran culpa porque sé que es un hombre de trabajo y decidió dejarme todo. No es un buen negocio la separación, incluso las familias con mucho dinero tienen que repartirlo".
Compartió que el protagonista de "La otra" ha sido generoso al darle una vida como si aún estuvieran casados, por lo que reflexionó al decir que el divorcio es el peor negocio de la historia. "A mí me fue bien, Juan es muy generoso y tengo una vida espectacular, pero él perdió. En esto siempre alguien sale perdiendo".
La actriz conoció al actor en 2002 y un año más tarde contrajeron nupcias en Acapulco. Quince años después la pareja anunció su separación. Las razones, según Maky, fueron la crisis de identidad que vivió con la llegada de los 40 y que duró cerca de dos años.