Martin Dúbravka pasó de héroe a villano en tan solo unos minutos, en el decisivo duelo entre Eslovaquia y España, donde primero atajó un penal de Álvaro Morata al 12, y terminó por hacer el "oso" a los 30, cuando intentó rechazar un balón que pegó en el travesaño y terminó metiéndolo en propia puerta.