Este 1 de julio Diana de Gales, Lady Di, cumpliría 60 años, la princesa se convirtió en uno de los íconos de la monarquía británica, por su cercanía con el pueblo, su belleza, así como por su porte.
Por eso es que este día sus hijos, el príncipe Guillermo y el príncipe Harry, inauguraron una estatua de su madre en un acto cargado de emociones, como el reencuentro entre los hermanos tras más de un año de tensiones.
Cuando Lady Di vivía, sus hijos eran su adoración por lo que seguramente se sorprendería que, en estos momentos los príncipes estén distanciados.
El último cumpleaños, que celebró la Princesa de Gales, fue atípico, ya que como reveló en entrevista para la revista Hello!, su amigo Roberto Devorik a Lady Di no le gustaba celebrar su cumpleaños debido a un trauma de su niñez.
Cuando la pequeña Diana de Gales tenía 6 años, tuvo que sobrellevar el escandaloso divorcio de sus padres. Su madre, Frances Ruth Roche, dejó a su papá para irse con Peter Shand Kydd. Debido a esto, no tuvo una infancia muy feliz, pues sufría las largas ausencias de su madre.
Por esta razón, la princesa Diana tenía cierta fobia a celebrar su cumpleaños. Pero también narró el amigo de Lady Di que una vez que se separó del Príncipe Carlos, parecía que disfrutaba más festejarlo.
Por lo que el 1 de julio de 1997, para su cumpleaños número 36, Lady Di se puso sus esmeraldas, para celebrar en compañía de su hermano, Charles Spencer, en una gala benéfica en la Tate Gallery.
Cuando Diana de Gales arribó a la gala, recibió felicitaciones, tarjetas, globos con forma de corazón y flores, muchas flores. Muchas otras llegaron a su oficina y a su residencia privada en Kensington. Uno de los ramos venía de parte de Donald Trump, según dijo el diario Daily Mail, que comentó que el empresario la pretendía.
Aquel sería el último cumpleaños de una Diana diferente, que iniciaba una nueva etapa feliz, empoderada y lejos del yugo de la monarquía. Inclusive había empezado a mostrarse en público con su pareja, Dodi Al-Fayed.