"Con profundo pesar Su Majestad la Reina ha anunciado la muerte de su amado esposo", así anunció la Familia Real el fallecimiento del príncipe Felipe de Edimburgo, marido de la reina Isabel II durante 70 años.
El consorte más longevo de la corona británica dejó de existir a los 99 años tras una vida marcada por su trabajo público acompañando a la monarca con quien se casó en 1947, y a quien nunca pudo homologar en su título real.
Y es que según la tradición cuando un rey se casa con una mujer, esta automáticamente se convierte en reina, sin embargo en el caso opuesto de Isabel II y Felipe de Edimburgo, cuando ella ascendió al trono y recibió la corona de reina, no ocurrió lo mismo con su esposo.
El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, nació el 10 de junio de 1921, hijo del príncipe Andrew de Grecia y de la princesa Alice de Battenberg, por lo que fue nombrado como el príncipe de Grecia y Dinamarca.
Poco le duró el título de Grecia y Dinamarca, ya que en medio de una acalorada guerra greco-turca (1919-1922), su familia fue desterrada y vivió en Francia hasta los 7 años cuando se estableció en Reino Unido.
Sin embargo, según el sitio royal.uk, Felipe tuvo que abandonar su título de rey para convertirse oficialmente en ciudadano inglés para poderse casar con la reina Isabel II, adoptando el apellido Mountbatten por parte de su abuelo. Luego de la boda recibió los cargos de Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón Greenwich.
¿Por qué el príncipe Felipe de Edimburgo nunca fue nombrado rey?
La Reina Isabel II es la primogénita del Rey George VI y la Reina Isabel, por lo que se convirtió automáticamente en la heredera al trono. Por su parte, Felipe se volvió miembro de la realeza británica por matrimonio, no por descendencia, por lo que no tiene el derecho a gobernar por su cuenta.
Y es que, en la jerarquía patriarcal que rige a Reino Unido, solo los descendientes directos de la Familia Real británica pueden recibir el cargo de “reyes”, los cónyuges no.
Es esa la razón por la que el esposo de la Reina Isabel II no lleva el título de “rey”, no así en un futuro, su hijo, el príncipe Carlos; su nieto, el príncipe Willian; o su bisnieto, el príncipe George, sí serán merecedores a ese nombramiento.