Este miércoles continuó la actividad de la Jornada 2 de la Fase de Grupos de la Champions League con el duelo entre la Juventus de la Serie A y Chelsea de la Premier League, donde los de casa lograron el triunfo con una anotación a unos segundos de comenzar el segundo tiempo y el conjunto inglés no pudo sacar renta, ya que controlaron todo el partido pero no estuvieron claros de frente al arco.
Sin el argentino Paulo Dybala ni el español Álvaro Morata, lesionados hasta después del parón de selecciones, fue Chiesa el líder de un Juventus que asaltó el liderato en solitario del grupo H, con dos victorias en dos partidos, cuatro goles a favor y cero en contra, por delante del Chelsea y del Zenit San Petersburgo, que aplastó 4-0 al colista Malmoe.
La emergencia en la delantera, con Moise Kean como único atacante puro a disposición, convenció a Allegri a apostar por un once inédito, con la pareja de campeones de Europa con Italia, Federico Chiesa y Federico Bernardeschi, de titulares en punta. Una decisión ambiciosa, pero que le dio dividendos al Juventus.
Sin nueve, sino con dos extremos adaptados en la delantera, el Juventus complicó el trabajo de la defensa del Chelsea y abrió espacios inusuales para un equipo que hizo de la solidez y la organización táctica su gran punto de fuerza y la base del triunfo en la Copa de Europa del curso pasado.
Los hombres del alemán Thomas Tuchel, que perdieron el sábado ante el Manchester City su primer partido del curso en la Premier League, tocaron con buena calidad al comienzo del choque, pero la zaga juventina, compuesta por Leonardo Bonucci y el holandés Matthijs De Ligt, contuvo el poderío de Lukaku.
La buena actuación atrás aumentó la confianza de un Juventus que avisó antes del descanso con Chiesa, con un potente disparo raso y cruzado acabado fuera, y que golpeó nada más saltar al campo en la reanudación.
Apenas pasaron 25 segundos desde el pitido del árbitro español Jesús Gil Manzano y Bernardeschi, con un elegante pase al hueco, ofreció a Chiesa un balón que el italiano remató con la zurda y envió al fondo de las mallas.
El guión no cambió, con el Chelsea tocando el balón, moviéndolo de un lado para otro, y un Juventus encerrado con orden, con De Ligt que consiguió anular a Lukaku, anticipando y agrediendo.
El técnico Tuchel intentó mezclar las cartas. Sacó al marroquí Hakeem Ziyech por el inglés Callum Hudson Odoi, a Jorge Frello Jorginho por Nathaniel Chalobah y a César Azpilicueta por el inglés Ruben Loftus Cheek, pero el muro juventino no tembló.
Y Allegri siguió fiel a su plan: para el tramo final dio paso a Giorgio Chiellini, para abrigar a la defensa, y al sueco Dejan Kulusevski y a Moise Kean en la delantera para seguir asustando con su velocidad al Chelsea.
Pese al enorme volumen de juego, el conjunto londinense solo pudo crear una ocasión clara, perdonada por Lukaku con un zurdazo alto dentro del área a siete minutos del final. La última la tuvo el alemán Kai Havertz, con un cabezazo enviado alto en el minuto 95.
Demasiado poco para romper el muro de un Juventus que, fiel a su estilo, con una atención defensiva en la que basó los grandes éxitos nacionales de su historia, se llevó tres puntos clave para dar un paso agigantado hacia los octavos de final.