Si eres de esas personas que sufren constantemente de infecciones gastrointestinales recurrentes por la bacteria Clostridium difficile, misma que causa diarreas extremas, es muy probable que esta información te sea útil, aunque poco apetecible y demasiado asquerosa.
Y es que científicos estadounidenses trabajan en unas cápsulas de heces fecales de personas sanas con la finalidad de ayudar a restaurar una comunidad equilibrada de microbios intestinales para combatir la infección que es potencialmente mortal.
Sí, así como lo leíste, de heces fecales las cuales son donadas por personas sanas, con las que se crean estas píldoras que contienen esporas bacterianas aisladas de los desechos humanos, mismas que son tratadas con etanol para matar virus, hongos y bacterias "vegetativas", las que se encuentran en estado de crecimiento y reproducción.
Las
píldoras
llamadas
SER-109
se encuentran en la fase 3 del ensayo, “
”, por lo que de tener resultados favorables será la primera cápsula de
SER-109, una opción a los trasplantes de heces
Hasta el momento, una de las terapias emergentes para combatir este tipo de infecciones intestinales es realizar los denominados trasplantes de microbiota fecal, los cuales pueden romper el ciclo de infecciones por la bacteria Clostridium difficile, enfermedad muy común en pacientes de edad avanzada con diferentes problemas de salud y que, a menudo, se desarrolla cuando los antibióticos agotan sus microbiomas normales.
Sin embargo, los trasplantes suelen ser muy invasivos pues se realizan a través de colonoscopias, lo cual puede ser muy doloroso para el paciente, por lo que esta píldora desarrollada por Seres Therapeutics podría representar una opción a estos padecimientos.
Los riesgos del tratamiento
Algunos de las complicaciones que podría traer este tipo de tratamiento, podría ser la de la selección inadecuada de donadores ya que pueden transmitir nuevas infecciones dañinas y mortales, como el que ocurrió en 2019, cuando un hombre con sistema inmunitario falleció luego de recibir heces que contenían la bacteria Escherichia Coli, resistente a todos los antibióticos.