En un "día de deshonra", las autoridades militares de Birmania (Myanmar) desataron este sábado una matanza de decenas de civiles, incluidos tres niños, durante la brutal represión de las protestas antijunta en las que el recuento de fallecidos asciende a 144, según el medio local Myanmar Now.
Se trata del día más sangriento desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, liderado por el jefe del Ejército y de la junta militar, Min Aung Hlaing, que hoy presidió un desfile castrense con motivo del Día de las Fuerzas Armadas en la capital, Naipiyidó,
Según el recuento de Myanmar Now, las muertes ocurrieron durante manifestaciones celebradas en unas cuarenta ciudades en regiones y estados como Rangún, Mandalay, Sagaing, Bago, Magwe, Tanintharyi y Kachin.
La cifra total de víctimas mortales, que hasta ayer ascendía a al menos 328, superaría ya los 400 fallecidos.
Pese a la represión con gases lacrimógenos y munición de goma y real, miles de birmanos volvieron a desafiar a los militares y policías con escenas escalofriantes que se podían seguir casi en directo en las redes sociales.
En un vídeo captado por una cámara de seguridad, los soldados disparan sin haber sido provocados contra una motocicleta en un lugar donde no había protestas y se llevan a uno de sus ocupantes herido, mientras otros dos huyen corriendo.
En otro vídeo desgarrador, un padre grita desconsolado que han matado a su hijo pequeño mientras lo lleva en brazos dentro de un coche.
Militares, cumplen amenaza
Los soldados y la policía han cumplido con la amenaza que la víspera emitió la televisión y radio estatales: que dispararían a los manifestantes por la espalda y en la cabeza.
De hecho, la mayoría de los fallecidos en las manifestaciones desde principios de febrero son por disparos, muchos de ellos en la cabeza.
"Día de terror y deshonor"
"Este 76 aniversario del Día de las Fuerzas Armadas de Birmania quedará grabado como el día del terror y el deshonor. La matanza de civiles desarmados, incluidos niños, es indefensible", expresó en un comunicado la Delegación en el país de la Unión Europea (UE), que pidió el fin de la violencia y la restauración de la democracia.