Mantenerse activo y saludable puede ser más fácil de lo que imaginas, ¡incluso en tus actividades cotidianas!.
Un estudio reciente publicado en JAMA Oncology y liderado por la Universidad de Sydney, Australia, ha revelado que actividades aparentemente simples como cargar bolsas del supermercado o subir escaleras podrían tener un impacto significativo en la prevención del cáncer.
El estudio ha señalado la importancia de lo que denominan “Actividad Física Vigorosa Intermitente del Estilo de Vida” (VILPA), demostrando cómo estas breves ráfagas de actividad pueden tener beneficios para la salud a largo plazo.
El equipo de investigadores utilizó datos recopilados de más de 22,000 individuos que no eran deportistas habituales. Estos participantes fueron monitorizados durante siete años, analizando su actividad diaria a través de dispositivos portátiles y rastreando su historial clínico para detectar cualquier caso de cáncer.
Los resultados revelaron que las personas que incorporaban estas ráfagas de actividad vigorosa en su rutina diaria experimentaban un menor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de mama, endometrio o colon.
Las actividades diarias y sencillas que ayudan a prevenir el cáncer
El término “VILPA” fue acuñado por el equipo para describir estas ráfagas de actividad entusiasta, que duran alrededor de un minuto cada una.
Desde tareas domésticas vigorosas hasta cargar bolsas pesadas de la tienda de comestibles, caminatas intensas o juegos llenos de energía con los niños, estas actividades espontáneas se han revelado como un aliado sorprendentemente efectivo en la lucha contra el cáncer.
El profesor Emmanuel Stamatakis, autor principal del estudio del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney, comparó esta práctica con los principios del entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT).
Stamatakis afirmó que antes de la llegada de la tecnología portátil, era difícil medir el impacto de formas menos estructuradas de actividad física vigorosa. Ahora, con rastreadores de actividad y dispositivos portátiles, se puede observar cómo estas pequeñas ráfagas de energía acumuladas durante el día pueden marcar una gran diferencia en la salud.
Otros beneficios de la actividad física
El estudio no solo destaca la importancia de la actividad física en la prevención del cáncer, sino que también abre la puerta a la exploración de otros beneficios que estas ráfagas de actividad podrían ofrecer, como la mejora de la sensibilidad a la insulina y la reducción de la inflamación crónica.
Con esta investigación, se demuestra una vez más que la prevención puede estar al alcance de nuestras manos, incluso en nuestras tareas cotidianas. ¡Cargar esas bolsas de supermercado o subir esas escaleras podría ser una inversión valiosa en tu salud a largo plazo!